José Manuel Restrepo, ministro de Hacienda (izq.), y Leonardo Villar, gerente del Emisor, anunciaron en rueda de prensa el aumento de la tasa de intervención del mercado.
Como está ocurriendo en todo el mundo, la inflación desbordada está dejando con poco margen de maniobra a la economía, por lo que endurecer la política monetaria parece la única salida a la crisis.
Es así que la Junta del Banco de la República decidió ayer aumentar su tasa de interés en 150 puntos básicos, la subida más alta de este siglo, y la llevó hasta 7,5% (la más alta fue de 200 puntos en mayo de 1998 cuando la pasó del 30% al 32%).
En esta oportunidad, el Emisor consideró la compleja situación que se vive con el aumento en el costo de vida, mejor conocido como inflación, que en el último año es de 9,07% (junio 2021- mayo 2022). “Las expectativas de inflación siguieron aumentando y se ubican significativamente por encima de la meta de 3% en el horizonte de política”, dijo el Banco en un comunicado.
De otro lado, el crecimiento económico sostenido hace que haya un incentivo más para subir la tasa de intervención, dado que la arremetida que viene dándose desde septiembre pasado (cuando estaban en 1,75%) no lo ha impactado.
Incluso, la sorpresa que dio el PIB del primer trimestre con 8,2%, frente a lo que esperaba el equipo técnico del Banco que era 7,2%, envió un mensaje sobre el buen camino de la economía nacional. Así mismo, el índice de seguimiento a la economía de abril presentó una variación anual de 11,8%, superior al 8,6% esperado por los expertos.
Obviamente, ese buen desempeño del PIB favoreció el dinamismo del mercado laboral, que incluso en mayo ya alcanzó los niveles de prepandemia, según reveló ayer el Dane. El desempleo se ubicó en 10,6% en comparación con abril pasado. Para el análisis de situación que hizo la Junta del Banco se tuvo en cuenta el dato de desempleo de abril que era de 11,2%.
Y también suma a la decisión que la expansión del crédito de consumo creció más allá del 20%, lo cual es un síntoma de que los consumidores colombianos todavía pueden tolerar un poco más las altas tasas de interés.